Como en otras oportunidades anteriores hoy hemos estado la mayoría de peruanos polarizados por el sentimiento de la emoción y angustia de que el equipo de nuestros amores se jugaba el campeonato en un nuevo clásico del fútbol (Alianza - U). Dejando de lado la importancia del partido para los dos equipos por lo que representa para cada uno de ellos el resultado obtenido, la ocasión sirve para dar ejemplo a nuestros hijos de lo bonito y apasionante que es el deporte, lo cual lo podemos apreciar en la entrega de cada uno de los jugadores en la cancha y también para que vean lo que pueden llegar a ser con esfuerzo y constancia, porque cada uno de los 22 que estuvieron en el campo tienen toda una trayectoria digna la cual la han conseguido con mucho tiempo de dedicación y perseverancia.
Además también se vivió en muchísimos hogares y en la calle como una fiesta y un motivo de reunión para expectar y a los que les tocó celebrar, pues celebrar, en torno al deporte de sus amores y de las multitudes.
Solo anhelo que estas fiestas deportivas que nos hacen vivir emociones intensas tanto de tristezas como de alegrías, porque lamentablemente en toda competencia generalmente alguien tiene que ganar, no habrán empates siempre; sean vividas deportivamente y que después del partido, nuestra rivalidad deportiva se quede en el estadio y recordemos que todos formamos parte de un solo equipo que es el del Perú y pensemos dos veces antes de estar dañándonos entre peruanos por un resultado que es producto de una performance deportiva que es exclusividad de los jugadores y sus entrenadores.
Hagamos que expectar este tipo de partidos sea un verdadero entretenimiento y motivo para pasarla bien, para alentar a nuestro favorito y que todos podamos disfrutarlo tranquilamente.
¡ QUE VIVA EL DEPORTE !
Autismo: el concepto del tiempo
Hace 20 horas
